Yo no sé por qué, pero empecé a sentirme fatal. Los jardineros me vieron y se lo dijeron al director del Jardín Botánico, quien me diagnosticó unos pulgones enormes y me puso en tratamiento, recomendando a los jardineros que me trasladaran a otro lugar del Jardín.
Gracias a él, que conocía las plantas como yo, me salvé, al ponerme en tratamiento y quitarme aquellos horribles pulgones que llenaban todas mis hojas. Por si no os lo había dicho, soy de las plantas que llaman hierbas, y el tipo de hierba que yo soy se llama Diente de León, y es una hierba muy conocida por sus propiedades medicinales.