Ruina Montium

Las Médulas

La corta de minado o ruina montium (derrumbe de los montes) fue el sistema más espectacular de los empleados en Las Médulas.

Se aplicó para alcanzar de una sola vez los niveles que poseían más oro, sobre los cuáles se encontraban niveles de bastante espesor pero más pobres en oro, haciendo falta remover grandes cantidades de materiales conglomeráticos.

Pueden apuntarse dos explicaciones posibles para el procedimiento: animación Gif

1) Se construía una red de pozos y galerías sin salida exterior que minaban toda la masa que se quería abatir, introducían en ella todo el caudal de agua almacenada en el depósito y producían un efecto de "golpe de ariete", consiguiendo el derrumbe de todo el conglomerado minado.

2) Se construía una red de pozos y galerías sin salida externa en la base de la masa de materiales que se quería derrumbar, se iba llenando progresivamente de agua hasta que todos los niveles inferiores se saturasen y se consiguiera con ello el derrumbamiento de toda la masa minada.


MEC

Programa Nacional del Fomento de la Cultura Científica.
Proyecto CICYT: CCT003-05-00170 Año 2006
Dirección General de Investigación. MEC


Otra interpretación de la Ruina Montium es la que ofrece el Grupo de Extension Científica del Imaff:

El espacio de Las Médulas siempre ha sido una fuente de preguntas respecto a los procedimientos seguidos por los romanos en sus trabajos de minería del oro. La única fuente directa con la que contamos es la que hace Plinio el Viejo (23-79 d. C.) del proceso:


Texto 1: "En nuestro mundo [...] el oro se extrae de tres modos: en primer lugar en las partículas [o pepitas] de los ríos , como en el Tajo en Hispania [...] , y ninguno es oro tan puro, ya que está pulido por la corriente y el flotamiento. Se extrae de otra forma mediante pozos o se busca derrumbando los montes . Hablemos, pues, de estos dos sistemas [...]"


Texto 2: "El oro que se extrae de los montes [mediante pozos de mina] se llama 'canalicium', otros lo llaman 'canaliense'; se adhiere a las piedras de mármol [empleado aquí por cualquier tipo de roca dura] , no de la manera como brillan el zafiro de Oriente y el de Tebas y otras piedras preciosas, sino que envuelve las partículas de mármol [quiere decir que más que en puntos aislados, se encuentra por toda la roca, diseminado] [...]"


Texto 3: "El tercer procedimiento supera al trabajo de los Gigantes; las montañas son minadas a lo largo de una gran extensión mediante galerías hechas a la luz de lámparas, cuya duración permite medir los turnos y por muchos meses no se ve la luz del día. Este tipo de explotación se denomina 'arrugia' A menudo se abren grietas, arrastrando a los mineros en el derrumbamiento [...] Por ello se dejan numerosas bóvedas de piedra para sostener las montañas . En los dos tipos de trabajos se encuentran a menudo rocas duras; se las hace estallar a base de fuego y vinagre [o agua] , pero a menudo, como en este caso, las galerías se llenan de vapor y humo; se destruyen estas rocas golpeándolas a golpes de martillos que pesan 150 libras [unos 50 kg .] y los fragmentos son retirados a las espaldas de hombres, [...] Acabado el trabajo de preparación, se derriban los apeos de las bóvedas desde los más alejados; se anuncia el derrumbe y el vigía colocado en la cima de la montaña es el único que se da cuenta de él. En consecuencia, da ordenes con gritos y con gestos para poner en aviso a la mano de obra y, a la vez, él mismo baja volando. La montaña, resquebrajada, se derrumba por sí misma a lo lejos, con un estruendo que no puede ser imaginado por la mente humana, así como un increíble desplazamiento de aire [...]"


Texto 4: "Las tierras que en el anterior sistema [pozos o minería convencional] se evacuan con gran trabajo para que no ocupen los pozos, en éste [ ruina montium o arrugia ] son transportados por el agua. El oro obtenido mediante la arrugia no se funde, sino que es oro al instante [...]"


Texto 5: "Otra tarea análoga e incluso más costosa es traer corrientes de agua para lavar estos derrumbes , en ocasiones desde la cumbre de los montes, a menudo a una distancia de 100 millas; [...] Es conveniente que la pendiente esté calculada, de forma que, más que fluir, corra; y por ello se traen desde las zonas más elevadas. [...]"


Texto 6: "Junto a las cabeceras de los declives [se refiere a los frentes de explotación] , en las crestas de los montes, se excavan unos depósitos , de doscientos pies por ambos lados y unos diez de profundidad [unos 60x60x3 m.] . En ellos se dejan cinco canales de desagüe de unos tres pies cuadrados [ unos 90 cm2] , de forma que, una vez abiertas las bocas de salida, con el depósito lleno, se precipite hacia afuera un torrente de tanta fuerza que haga rodar las rocas [...]"


Texto 7: "Todavía queda otra tarea en el llano . Se excavan unas zanjas por las que discurra la corriente , se denominan 'agogae', que se cubren a intervalos con urces [especie de planta de brezo]. Se trata de un arbusto semejante al romero, áspero y que retiene el oro. Los laterales [de las agogae] están cerrados con tablas y por las zonas accidentadas los canales van suspendidos. Fluyendo de esta forma, la tierra se desliza mar adentro y el monte se diluye en él, [...] La urz [brezo] se seca, se quema y la ceniza se lava en un cauce de césped herboso para que se deposite el oro. [...]"


Texto 8: "Algunos dicen que se producían 20.000 libras cada año por este sistema en Asturia, Gallaecia y Lusitania, pero la mayoría lo produce Asturia [ver fig. 1] y que en ninguna otra parte se mantiene esta fertilidad por tantos siglos."


Esquema de la sección de la montaña con túneles conectados al depósito de aguaA partir de la descripción de este autor se puede reconstruir la forma en la que tenían lugar los derrumbes, provocados sin duda por verdaderas explosiones, lo que sugiere un método basado en la compresión del aire, como el que presentamos en este trabajo.

De acuerdo con nuestro modelo, ilustrado en la animación adjunta, se seleccionaba la sección de la montaña que se quería abatir por medio de una red de canales situada en el plano que limitaba dicha sección (señalado en la figura por una zona transparente). animación Gif

Durante varios días se inundaba la zona señalada con el propósito de reblandecerla, produciendo así un plano de fractura.

A continuación se ahuecaba una zona de forma aproximadamente esférica en el centro monte seleccionado para producir su "ruina". Se introducía agua a presión por la parte inferior de la citada cavidad lo que producía la compresión del aire almacenado cuya presión aumentaba al disminuir el volumen de acuerdo con la ley de Boyle. Cuando la presión interior superaba la resistencia del terreno se provocaba la "ruina montium", produciéndose la expansión de aire comprimido con un el increíble desplazamiento de aire que señala Plinio.

La fuerza que provocaba las explosiones provenía de la presión del agua, que necesitaban en abundancia y situada a una altura necesaria para que la presión en la cueva principal fuese suficiente. Para disponer de este agua los romanos construyeron una extensa red de canales (corrugi) de más de trescientos kilómentros de longitud total, que traían agua desde las cotas más altas de los Montes Aquilianos, e incluso desde las cuencas del Sil y del Duero. El agua se recogía en embalses (stagna) situados en las cotas altas de Las Médulas, como destaca Plinio en su Texto 5.

No debe extrañarnos el conocimiento cualitativo que mostraban los romanos de las propiedades elásticas del aire, como las llamaría quince siglos después Boyle, ya que hay indicios de que estas propiedades eran usadas en algunas herrerías en las que el aire para avivar las fraguas y obtener lingotes de fundición se obtenía por el procedimiento llamado en la Alta Edad Media trompa catalana, que no es otro que el de la trompa de agua, basada en el teorema de Bernoulli. Uno de los lugares más conocidos en los que se puede ver una de estas trompas en funcionamiento es la herrería de Compludo, posiblemente ya en funcionamiento en las épocas romanas.



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Las Médulas: su estudio enriquece el conocimiento de nuestra historia. Museo Virtual de la Ciencia del CSIC. Sala de Los paisajes arqueológicos.
Autores: Esteban Moreno Gómez / María José Gómez Díaz / José Manuel López Álvarez / Miguel Mocoroa
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