Y así nació el Laboratorio de Cristalografía

El fascinante mundo de la Cristalografía es una parte del saber bien entroncada en la ciencia actual y gracias a la cual hemos podido averiguar, a través del esfuerzo de muchas personas y durante muchos años, cómo son los cristales, cómo son las moléculas, las hormonas, los ácidos nucleicos, los enzimas, las proteínas..., a qué se deben sus propiedades y cómo podemos entender su funcionamiento en una reacción química, en un tubo de ensayo, o en el interior de un ser vivo.

El descubrimiento de los rayos X a finales del siglo XIX acabó revolucionando el antiguo campo de la Cristalografía, que hasta entonces había estudiado la morfología de los minerales. El fenómeno de la interacción de esa extraña radiación con los cristales, descubierto durante la primera década del siglo XX, demostró que los rayos X tenían naturaleza electromagnética, de longitud de onda del orden de 10-10 metros, y que la estructura interna de los cristales era discreta y periódica, en redes tridimensionales, con separaciones de ese orden. Estos hechos provocaron que, ya desde el pasado siglo XX, la Cristalografía se convirtiera en una de las disciplinas básicas para muchas ramas de la Ciencia, y en especial de la Física y Química de la materia condensada, de la Biología y de la Biomedicina.

La descripción que se ofrece a continuación contiene un breve relato histórico de cómo el mundo de los cristales pasó a ser una piedra angular para el conocimiento de la estructura de la materia a nivel atómico, y por ende para el desarrollo de la ciencia. Y todo ello hasta un determinado momento histórico, concretamente hasta mediados del siglo XX, en donde en determinados laboratorios del CSIC se usaron equipamientos científicos que fueron decisivos para el estudio de la estructura interna de la materia ordenada, es decir, de los cristales.

Y la luz se hizo
Equipo de difracción y experimento de laue

Todo comenzó cuando el investigador alemán Wilhelm Conrad Röntgen (1845-1923) descubrió fortuitamente una extraña “luz”. Su hallazgo ocurrió en Würzburg el 8 de noviembre de 1895 mientras realizaba  experimentos con un tubo de  rayos catódicos, y gracias a la circunstancia fortuita de que una lámina de cartón que se encontraba en las cercanías (impregnada en cianuro de platino y bario), mostrara una fluorescencia totalmente inesperada tras exponerse a una radiación aparentemente invisible que era capaz de atravesar los cuerpos sólidos (Figura 1). Un mes tardó Röntgen en comprender el alcance de su descubrimiento, e inmediatamente preparó una comunicación científica para la Sociedad de Física y Medicina de Würzburg en donde daba cuenta de la propiedad más llamativa de esa desconocida radiación, que bautizó con la letra de las incógnitas, “X”. Röntgen mereció por ello el primer Premio Nobel de la historia, el de Física, que se otorgó en  1901.


Página 1 de 5 
Museo Virtual de la Ciencia del CSIC. Laboratorio de Cristalografía.
Autor: Martin Martinez-Ripoll
Configuración Óptima: 1280x768 Navegadores: Google Chrome 37/ Mozilla 23/ I. Explorer 10
Condiciones de uso © Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). 2014.