La Tierra, además de movimientos de rotación y traslación, tiene un tercer movimiento llamado precesión.
Este movimiento consiste en la rotación del eje de la Tierra alrededor de la vertical a la eclíptica, dando lugar a la rotación del polo Norte entorno a la estrella Polar con un periodo de aproximadamente 26.000 años. Hiparco de Nicea (siglo II a.C.) fue el primero en dar el valor de la precesión de la Tierra con una aproximación extraordinaria para la época.
El movimiento de precesión es común a todos los cuerpos que giran en torno a sí mismos y se desplazan al mismo tiempo en presencia de un campo gravitatorio, como en el caso de una peonza.
Debido a este giro del eje de la Tierra el paisaje de estrellas que vemos en el firmamento varía muy lentamente con el tiempo. En el momento actual el eje de la Tierra apunta a polaris, actual Estrella Polar (llamada así por ser la estrella situado encima de nuestro polo Norte).
Con el transcurso del tiempo el eje de la Tierra irá pasando sucesivamente, a intervalos de unos 6.000 años, por alpha draconis, vega, denech y al deramin para volver a polaris al cabo de unos 26.000 años.
Igualmente, la posición de las distintas constelaciones varía lentamente, tendiendo a adelantarse el comienzo de las mismas. Así, en la época del Imperio Romano el Sol estaba en la constelación de Aries al comienzo de la primavera. En la actualidad la primavera comienza cuando el Sol esta en Piscis, y en un futuro, no muy lejano, comenzará cuando el Sol entre en Acuario.
Lo mismo ocurre con las demás estaciones, por lo que se debería hablar de la precesión de las estaciones. Sin embargo se habla de precesión de los equinocios porque en ellos se observó por primera vez este fenómeno (gracias a Hiparco de Nicea en el sigloII a.C.).
Ahora nos preguntaremos: "Pero, ¿qué son las constelaciones del Zodíaco?"
El movimiento de la Tierra a lo largo de la eclíptica (movimiento de traslación) modifica las constelaciones de estrellas que podemos ver en el firmamento a lo largo del año. Sólo podemos ver las estrellas durante la noche, no podemos ver las que están situadas detrás del Sol.
Las constelaciones no existen como tales, sino que son proyecciones de estrellas que están a distancias muy diferentes.
Si consideramos los movimientos de los astros referidos a la Tierra (como se creía con anterioridad a Copérnico), la eclíptica se ve como una trayectoria que sigue el Sol en la esfera de las estrellas. Esta trayectoria se ha divido tradicionalmente, desde la antigüedad, en doce sectores iguales (casas) que componen el denominado Zodíaco y que se hacen corresponder aproximadamente con los 12 meses del año. En la figura se pueden ver los signos del Zodíaco que corresponden a sus respectivas constelaciones, uno para cada casa.
Cuando el Sol se encuentra en una constelación del Zodíaco no podemos verla directamente porque el propio Sol nos la oculta. Hay que recurrir a observar desde la Tierra la constelación opuesta. Por ejemplo, cuando el Sol oculta la constelación de Aries empieza la primavera, cuando se encuentra en Cáncer el verano, en Libra el otoño y en Capricornio el invierno. Así, en la figura derecha, el Sol se encuentra en Cáncer y va a entrar en Leo, mientras que desde la Tierra observamos Capricornio a punto de entrar en Acuario.
Era una creencia general en la antigüedad pensar que las constelaciones estaban sobre la esfera de las estrellas. Sin embargo, desde que se aprendió a medir la distancia a la que dichas estrellas están situadas se vio que esto no es así.
Puedes ampliar la información sobre los temas tratados en esta sala visitando: La Tierra en el Universo